Elegir entre juventud y experiencia siempre ha sido de los principales tabús dentro del headhunting. Los jóvenes se quejan de la falta de oportunidades; los candidatos mayores piensan que hay preferencia para los jóvenes y la realidad es que la primer persona en sufrir con este complejo tema es el reclutador mismo. Por esta razón, les compartimos algunas de las ventajas de ambos tipos de candidatos.
Ímpetu: el candidato joven siempre será reconocido por su ímpetu y sus ganas de sobresalir, muestran proactividad y ganas de colaborar para mostrar su potencial.
Orientación tecnológica: últimamente este sector de la población en busca de empleo se ha visto juzgado por los estereotipos de la sociedad. Muchas personas, incluyendo reclutadores, consideran a los millenials como una generación perezosa, poco comprometida e incluso un tanto consentida, pero ésta nueva generación de profesionales cuentan con otras cualidades. Por ejemplo, al crecer junto con el auge de las nuevas tecnologías, competencias que antes eran consideradas como un plus para ellos son "básicas".
Maleabilidad: el candidato joven es moldeable, su falta de experiencia puede resultar benéfica al no haber adquirido malos hábitos o prácticas de empleos anteriores.
Sabiduría: resulta obvio que para un candidato experimentado esa es su gran ventaja, sabe cómo reaccionar ante situaciones difíciles, conoce el mercado en el que trabaja y puede ser clave en la resolución de problemas.
Adaptable: una persona que lleva años estando vigente es precisamente por su capacidad de afrontar los cambios de la industria. Existen candidatos que se han enfrentado a crisis económicas, cambios tecnológicos y cambios políticos, por lo que su capacidad de adaptación es mayor.
Estabilidad: depende del perfil y el historial de cada persona, pero en general, los candidatos de experiencia son más apegados a durar largas cantidades de tiempo en un puesto u organización, ya que mientras un joven se encuentra en un proceso de aprendizaje o busca un crecimiento rápido, la persona con más experiencia tiene claras sus prioridades y aprecia más un empleo estable.
Lo cierto es que no hay una “fórmula” perfecta para elegir entre juventud o experiencia y siempre dependerá del perfil del candidato, de las funciones a desempeñar y del contexto social. Por ejemplo, algunas personas podrían decir que lo mejor es combinar las generaciones, pero si en una organización donde la mayoría de los colaboradores son de mediana edad incluimos a un recién egresado “veinteañero” (o viceversa) esto puede afectar a la cohesión de grupo; por ello nuestra recomendación es decidir con base a todos los aspectos, tomando la edad como un factor más y no como algo determinante.
*Este artículo fue creado el 28 de enero del 2020 y actualizado el 15 de diciembre de 2021.