La pandemia ha trastocado todo en nuestras vidas, y el trabajo está lejos de ser la excepción. Los últimos dos años han sucedido cambios grandes que siguen apuntando a nuevas evoluciones en este sentido.
Es decir, el 2022 también estará lleno de oportunidades y desafíos, pero el aprendizaje y la evolución que hemos logrado un tanto de manera obligada estos últimos meses, harán una gran diferencia en el contexto y las herramientas que tenemos para afrontarlos.
Una de las consecuencias de la pandemia a nivel laboral, ha sido el replanteamiento humano sobre el trabajo. Encontrar sentido se vuelve importante en tiempos de crisis, y los empleados cada vez se hacen más preguntas del tipo ‘¿Por qué estoy haciendo esto?’, ‘¿para qué sirve?, o ¿qué aporta al mundo?’.
No es de extrañarse entonces que mucha gente haya cambiado de trabajo, incluso de giro laboral. Esto, además de representar un reto para las empresas a nivel de captación de talento, también implica que, para prosperar en los próximos años, deberán mirar más allá de las metas financieras y considerar con más seriedad las necesidades de las personas que las componen, en suma, tratar a sus colaboradores más como seres humanos, y no como partes de un engranaje.
Será más importante que nunca lograr la integración de todo el personal a pesar de los desafíos de nuevas modalidades como el trabajo remoto, pues la vida social en el trabajo se ha limitado y las empresas deberán ser creativas para rescatarla. A la vez, deberán asegurarse de que las personas se sientan conectadas a un nivel personal con el propósito y la visión de la empresa.
Particularmente en las áreas y empresas ligadas a la tecnología y la evolución digital, pues por la rapidez de estos avances, enfrentarán una escasez de talento, y deberán usar todas las herramientas posibles para construir relaciones duraderas con sus colaboradores: y no solo en términos de compensaciones, incentivos, beneficios, planes de capacitación y de crecimiento interno, etc., sino también de conexión y apoyo, por lo que deberán monitorear y apoyar el bienestar de los empleados mejor que nunca.
Deberán ayudarlos a mantener su vitalidad, la energía personal que necesitan en tiempos difíciles, porque la otra cara de la vitalidad es el agotamiento. Es decir, no es solo lo que toca hacer a nivel humano, sino también a nivel organizacional, pues las investigaciones muestran que eso mejora la retención, la productividad y la satisfacción general.
Aunque los cambios en los modelos de trabajo han sido forzados y reactivos, la respuesta general fue sorprendente: a grandes rasgos, incrementamos nuestro nivel de colaboración, innovamos, fuimos ágiles, flexibles, y creativos, y finalmente, aprendimos lo que hubo que aprender para continuar con nuestras tareas.
Esas mismas cualidades deberán usarse para reinventar por completo las organizaciones, porque si los dos últimos años nos obligaron a una reinvención no planificada, el próximo año debe ser cuando la transformación se vuelva intencional y planeada.
Según los especialistas, los modelos comerciales están por volver a cambiar. Exploraremos métodos de producción más flexibles, e incluso más personalizados, adaptados a las necesidades de los clientes, en la medida que la tecnología continúe facilitándolo.
También cambiarán las estructuras organizacionales, dando paso a modelos menos jerárquicos y más horizontales, con el trabajo más basado en proyectos y resultados, y menos en áreas u horas.
Y, por último, también se espera que las empresas reinventen donde se realiza el trabajo a medida que se formalizan los modelos híbridos.
Las empresas ya no pueden ignorar esta parte de la responsabilidad social, pues, aunque parezca que ahorran, a largo plazo les será costoso no hacer nada al respecto: Inversores, socios, clientes y empleados rechazarán cada vez más a las empresas que no se comprometen con un futuro sostenible.
Según encuestas, solo el 45% de las empresas han incorporado un propósito de este tipo en su cultura, y solo el 13% hace campañas proactivas en cuestiones relacionadas con ese propósito.
Eso significará para la mayoría de las empresas que necesitarán cambiar la forma en que operan en general. Para ello, las organizaciones necesitan cambiar la mentalidad y las habilidades. A la par, los líderes deben unirse en torno a un propósito unificado, impulsado por todos los miembros de la organización, un propósito del que todos puedan sentirse orgullosos.
Estas son solo algunas de las principales tendencias en el horizonte laboral del próximo 2022, aunque, sin duda, no las únicas, pues definitivamente nos encontramos ante una revolución acelerada de todo el ámbito laboral.