Es muy común escuchar a jefes que se molestan porque sus mejores empleados renuncian. Y claro que es una causa de queja puesto que perder un buen empleado es una de las pérdidas más costosas para una empresa.
Si eres jefe y te ha pasado, necesitas considerar si la causa de renuncia no eres tú.
Muchos jefes adjudican la rotación de empleados de su equipo a diferentes causas y no enfrentan el origen del problema: La realidad es que los buenos empleados no se alejan de su trabajo, se alejan de malos jefes.
Liz Ryan, colaboradora de Forbes y experta en RR.HH, revela en uno de sus artículos que los gerentes están acostumbrados a sentirse superiores. Creen que los empleados han de obedecer ciegamente y olvidan que los trabajadores pueden decidir dejar la compañía en cualquier momento.
La mayoría de las personas no le dirían al jefe que no están contentos porque es una situación que genera estrés y es un tema difícil que podría causar una reacción por parte del jefe.
Además, los trabajadores que simplemente abandonan un trabajo, no se sintieron valorados, agregando que puedan no estar conformes con el sueldo y beneficios.
La experta en recursos humanos señala que es fácil enojarse con los empleados que señalan errores y causan frustración. Más es mejor preguntarse: ¿qué aprendo de esta experiencia?
The Huffington Post responsabiliza directamente al trato del jefe con el empleado cuando hay un trabajador capacitado que deja la empresa.
“Es necesario entender qué cosas hacen los jefes que acaban con la paciencia de los trabajadores talentosos”, indica el artículo.
Atrévete a aprender cómo evitar estas renuncias. Solamente hace falta una nueva actitud como jefe y un esfuerzo extra para evitar las acciones que obligan a buenos empleados a renunciar:
Sobrecargan de trabajo a los empleados
Lo que más desgasta a un trabajador es que le asignen más tareas de las que puede sobrellevar. Presionar demasiado a gente talentosa para sacarle provecho, le hace sentir sancionada por ser buena en su actividad. Es contraproducente.
Un estudio de la Universidad de Stanford indica que la productividad por hora disminuye por mucho cuando la semana laboral excede las 50 horas de trabajo.
Cuando necesites incrementar la carga de responsabilidad de un buen colaborador, tendrás que subirlo de puesto y sueldo, dándole tal vez más recursos. Así podrá seguir sin sentirse sofocado.
No reconocen las aportaciones ni recompensan el trabajo bien hecho
Cuando hay empleados buenos que dan buenos resultados, es fácil no darle importancia a ofrecerles reconocimiento. Los jefes deben revisar qué hacer para que sus empleados se sientan bien, ya sea un reconocimiento o un aumento de sueldo.
No preocuparse por sus empleados
Más de 50 por ciento de la gente abandona su empleo porque tiene una mala relación con su jefe. Las empresas más inteligentes se aseguran de que sus gerentes aprendan a balancear el trabajo con el aspecto humano.
Estos son los líderes que celebran el éxito de sus empleados, que tienen empatía con los que están pasando dificultades y pueden enfrentar a las personas que necesitan mejorar. Es muy difícil trabajar más de ocho horas para alguien a quien solamente le interesan las cifras y el producto.
Prometen lo que no será
Cuando un jefe cumple lo que prometió, sus empleados lo respetan más y confían en él. Si no actúas según lo prometido, no honras tu palabra ni la de nadie más. Si el jefe no cumple su promesa, genera que nadie más lo haga.
Promueven a las personas incorrectas
Quienes trabajan muy duramente desean colaborar con gente que trabaje igual. Cuando los jefes no se enfocan en contratar buenas personas, su equipo se desmotiva. Promover a los trabajadores incorrectos es todavía más negativo.
No hay mayor ofensa que asciendan al compañero que no hace nada, mientras el otro trabaja con mucho esfuerzo.
Impiden que las personas persigan sus sueños
Los empleados bien calificados son, por lo general, apasionados, así que ofrecerles oportunidad de perseguir sus ideales mejora su satisfacción en el trabajo.
Hacer que esos trabajadores se mantengan en una “cajita” hecha de reglas puede ser desastroso. Un jefe con miedo a que la productividad disminuya si sus trabajadores no están enfocados 12 horas en su trabajo, carece de fundamentos, ya que un colaborador que tiene tiempo para actividades fuera del trabajo aumenta su productividad como respuesta.
No saben desarrollar las habilidades de su gente
Los buenos gerentes guían a su gente y aprovechan sus capacidades. Ofrecen retroalimentación y ponen atención al trabajo de su equipo. Actuar sin poner atención al desempeño de sus empleados es un error.
Si encuentras las áreas de oportunidad de tus trabajadores para que se desarrollen, evitarás que se aburran y se vayan.
No impulsan la creatividad
Los colaboradores con talento tratan de mejorar todo en su trabajo. Si no les permites innovar porque es más cómodo para ti, harás que se sientan limitados y odiarán su empleo.
No desafían el intelecto de las personas
Los líderes notables retan a sus empleados para lograr resultados que podrían parecer difíciles. Ponen objetivos que impulsan a la gente a dejar la comodidad y apoyan al equipo en todo lo posible para lograrlo. Cuando alguien talentoso hace siempre cosas aburridas, buscará otro empleo con mayores retos.
Para que los mejores elementos de tu equipo se queden en tu compañía, necesitas revisar a detalle cómo los tratas, ya que los empleados buenos toleran mucho, mas su talento les da opciones de irse. Necesitas lograr que quieran trabajar bajo tu liderazgo.
* Este artículo fue creado el 14 de diciembre del 2018 y actualizado el 8 de diciembre del 2021.